CASA DE LA CULTURA ECUATORIANA BENJAMÍN CARRIÓN - NÚCLEO DE IMBABURA


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Galería Fotográfica del Patio Antiguo
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PATIO ANTIGUO

En este lugar se conservan intactas las esculturas de los personajes célebres importantes que contribuyeron significativamente tanto en la Fundación de Ibarra, como en la realización del Ferrocarril.

ÍCONOS QUE ENGALANAN EL PATIO ANTIGUO

Juan Francisco Cevallos (1907 - 1971)

Docto maestro que vio su primera luz en un ardiente solar de San Antonio de Ibarra. La vida de Juan Francisco Cevallos fue un afanoso trajinar por los múltiples caminos de la ciencia, del servicio de la educación y a la cultura. Educador de elevados quilates con los Normales Juan Montalvo, Manuela Cañizares, colmenas de secular laboreo magisteril. Sus cuadernos de bitácora de su periplo de docencia son sus libros que recogen su venero de experiencias y de observaciones sutiles. Ocupó el sillón de la Dirección Provincial de Educación y Cultura de Imbabura, una curul en el Congreso nacional y la silla rectoral del glorioso Teodoro Gómez de la Torre. Fundó con gran visión de maestro, el Colegio Nacional de Señoritas "Ibarra", preocupado siempre por la educación de la mujer ibarreña.



Miguel Egas Cabezas (1823 - 1894)

Eminentemente ciudadano otavaleño. Escritor y hombre de altas virtudes cívicas. Cuando apenas frisaba sus 14 años de edad, emigró a la capital de la república. Inclinado a la Filosofía y a la Matemática, con los máximos honores, obtuvo su título de maestro en esta especialidad. Atraído por su vocación a la Medicina, ingresa a la entonces Universidad Santo Tomás de Aquino, donde obtiene su título de doctor en Medicina. Su sed de conocimientos lo lleva a estudiar Jurisprudencia por el lapso de dos años. La docencia lo reclama ya como catedrático y Vicerrector de la Universidad Católica y de prestigiosos colegios, como también de la Escuela Politécnica Nacional. El Dr. Miguel Egas, no solo sirvió a la Patria en los diferentes ámbitos de la Instrucción pública, sino también en la política estatal y en la Administración pública.


Manuel Benjamín Carrión (1897 - 1979)

Lojano de nacimiento, máximo gestor de la cultura nacional, fundador de la Casa de la Cultura Ecuatoriana que lleva su nombre, gran señor de la "pequeña gran nación" inspirado en la justicia, la igualdad, la libertad y el cultivo ilimitado del espíritu humano. Su briosa pluma enriqueció a la cultura americana. Dueño de una significativa y cuantiosa obra literaria. Su pensamiento pervive a través del tiempo resonando en una verdadera escuela de ecuatorianidad. Insigne ecuatoriano que se desempeñó también como Ministro del Estado, legislador, diplomático, maestro universitario, miembro del Consejo Mundial de la Paz, periodista de fuste, representante del país ante la UNESCO, etc.


Juan Francisco Leoro (1912 - 1988)

Fue el Primer Presidente que tuvo la Casa de la Cultura Ecuatoriano Núcleo de Imbabura. Consagrado maestro ibarreño, verdadero artífice de la cultura formado en las gloriosas aulas del Normal "Juan Montalvo" de Quito y en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Central del Ecuador. Por sus méritos ocupó la dirección de algunas escuelas de Ibarra. Ejerció la docencia en el Teodoro Gómez de la Torre, luego fue Director Provincial de Educación y Cultura de Imbabura, Rector del Colegio Normal "Juan Montalvo" durante una década y Director Nacional de Educación por dos ocasiones. Trabajador incansable y diáfano; por ello el pueblo le ungió con su voto y le llevo a ocupar el sillón municipal de la Alcaldía de Ibarra.



Monseñor Leonidas Proaño (1898 - 1957)

Otra figura estelar de raigambre sanantonense. Calificado como el excelso Obispo de los indios. La mayor parte de su ministerio episcopal la desarrolló en la diócesis de Riobamba. Fundador del diario "La Verdad" de Ibarra y del periódico "Jatari", exclusivamente para los indígenas. En ellos, su fecunda y lúcida pluma refleja su vocación de sacerdote, periodista sociólogo, relatista y renovador insigne de alto nivel, Su recio patriotismo fue recogido en la obra "Acuérdate de Zarumilla" y el famoso argumento de "Rupito", la primera novela sobre la vida de un canillita ibarreño". Fue nominado al premio nobel de la paz en 1986 por su gigantesca labor pastoral, pues su vida de levita siempre estuvo revestida con la blanca veste del Nazareno, animado del espíritu evangélico e igualitario de Cristo.



Bernardino Echeverría (1912 - 2000)

Nació en la musical tierra de Cotacachi. Insigne y profundo Pastor que vistió el hábito y la sandalia franciscana. Desde su humilde posición de discípulo del dulce Poverello de Asís, llegó a la alta cima de la dignidad de Cardenal, columna toral de la Iglesia ecuatoriana. Fue obispo de Ambato, Arzobispo de Guayaquil. Cuando pensaba retirarse a un merecido descanso, el Papa Juan Pablo II lo nombró Administrador Apostólico de la diócesis de Ibarra, logrando una proficua labor de reconstrucción de templos y edificios deteriorados por el aciago terremoto del 5 de marzo de 1987. Fue precisamente el Papa Juan Pablo II quien le impuso la birreta cardenalicia. Catalogado como el apóstol de la pluma y de la poesía es autor de varias obras como el Himno a Quito, entre otras.



Isaac J. Barrera (1884 - 1970)

Gala y prez de la intelectualidad otavaleña. Maestro por vocación y entrega cotidiana. Un verdadero autodidacta y escritor caudaloso. Dramaturgo, novelista y poeta. Vigía insigne de la cultura. Señoreó en el periodismo, en la conferencia, en el prólogo, en la revista y en el libro. Escritor y biógrafo de la época independentista. De su labor de espigamiento fecundo, como rico arsenal de erudición, brotó su Historia de la Literatura Ecuatoriana. Catedrático de Literatura e Historia del Instituto Nacional Mejía y de la Universidad Central del Ecuador. Ostentó sus membrecías en la Academia Ecuatoriana de la Lengua, en la Academia Nacional de Historia, en la Sociedad Jurídico-Literaria y en la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Americanos.


Mariano Acosta (1840 - 1893)

Ibarra le vio nacer al más prominente hijo de los imbabureños. Insuperable como orador sagrado. Su obra emblemática, la fundación del Colegio Alfonso María de Ligorio, hoy Teodoro Gómez de la Torre, del cual fue su primer rector. Admirado como el Mecenas de la juventud. Admirado por su titánico aporte como el Ángel tutelar, luego del dantesco terremoto de 1868, por su denodado trabajo en las asambleas legislativas y en la cátedra sagrada. Sus obras de tribuna fueron intachables, propias de un verdadero literato, elocuentes y persuasivas con la unción de un verdadero ministro de Cristo y la de un filósofo cristiano. Jamás olvidaremos que el púlpito, la cátedra y la tribuna fueron ocupados con singular brillo donde fulgía su talento hermanado con la ciencia y con la virtud.


Pedro Moncayo y Esparza (1807 - 1888)

Es el símbolo de la soñadora ibarreñidad. Es el periodista que escribe con su flamígera pluma llena de causticidad y de reveladoras admoniciones. Es una verdadera entelequia del periodismo. Es el auténtico jurista, legislador, internacionalista, orador de castiza y sapiente palabra. Es el filántropo admirable compartiendo con los parientes más cercanos a su esposa, a raíz de su lamentable fallecimiento, aquellos bienes que jamás administró y que constituían un cuantioso patrimonio. Sus acciones bancarias y sus bienes fueron compartidos en Chile y con su añorada Ibarra para que se creara una escuela para niñas.


Crnl. Teodoro Gómez de la Torre (1809 - 1885)

Señero paradigma ibarreño de filantropía y servicio desinteresado. Patriota de grandes quilates, de elevadas prendas morales y cívicas. Elogiado por su patriotismo dentro y fuera de los linderos patrios, desde los días de la Guerra Magna. como Teniente y Edecán del Libertador Simón Bolívar. Fue Gobernador de Imbabura, Senador y Diputado ungido por el voto popular. Ocupó algunas carteras de Estado como el Ministerio de Guerra y Marina; y el Ministerio de Hacienda.